martes, 22 de julio de 2025

! NO INSISTAS! La dignidad no es Wi-Fi para andar regalando señal

Por: Massiel Reyes-Lecont

Hay que decirlo sin anestesia pero con una sonrisa:

no insistas por quien no se esfuerza por verte.

Ni por amor, ni por amistad, ni por apellido compartido. Porque si tú eres quien llama, escribe, busca, recuerda y hasta coordina la logística emocional… y del otro lado solo hay silencio, excusas o reacciones tardías, entonces no estás en una relación: estás haciendo voluntariado afectivo.

Así como el café se enfría si no lo tomas, las relaciones también se enfrían si tú eres el único que da calor. ¿Y sabes qué es peor? Que hay gente que se aparece justo cuando ya no queda ni espuma en la taza, pero se atreve a pedir azúcar.

Y ojo, esto no es solo para el “amorcito” que no te escribe ni para dejarte un emoji de fueguito en tu historia. No, mi amor, esto aplica también para los amigos fantasma que solo salen de su cueva en diciembre y pa' la familia; pero alguien muy sabio me dijo que ya ta'ba muy largo y que hiciera otro… 

El que quiere, se sirve (pero también te sirve)

Vamos con lógica básica y sin complicaciones:
Quien quiere verte, te llama, te escribe, te manda aunque sea un sticker de piolín.
Y el que no… tiene siempre una excusa nueva, más creativa que un episodio de la Rosa de Guadalupe (No te haga', que tu sabe' de que toy' hablando).

No es que esté ocupado. Es que no estás en su lista de prioridades.
Y eso, queride, se siente y se nota.
Uno no puede andar detrás de quien ni se molesta en mirar hacia atrás.

“Amistades” que vencen antes que el yogur del Bravo

Hay amistades con fecha de vencimiento más corta que la de una leche abierta en verano y sin tapa. Tú les escribes con cariño: "¿Nos juntamos esta semana?"
Y ellos, con el entusiasmo de quien responde correos del trabajo un lunes a las 8:00 a.m., contestan: "¡Claro! Déjame ver y te aviso."

Spoiler alert:
No ven. No te avisan. Y si lo hacen, es tres semanas después, cuando ya pasaste la fase de ilusión y estás en la etapa de resignación.

La verdad es que hay amistades que parecen suscripciones de prueba: duran poco, prometen mucho, pero al final te cobran en salud mental. No dan seguimiento, no preguntan cómo estás, no se alegran con tus logros ni te acompañan en las caídas. Y tú ahí, queriendo forzar un cariño que claramente ya no vive en esa dirección IP.

Amistad sin interés, sin esfuerzo, sin compromiso… eso no es amistad.
Eso es un recuerdo que aparece de vez en cuando como notificación de cumpleaños en Facebook o cuando necesitan que les cuides al perro.

Porque una amistad de verdad no necesita verse todos los días, pero sí se siente cerca. En cambio, estas “amistades vintage” solo aparecen cuando hay comida, drama o fiesta.

Y tú te preguntas: "¿Seré yo el problema?" No, mi cielo. El problema es que tú estás sembrando en terreno árido y esperas cosecha emocional donde ni riego hay.

Así que si tienes una amistad que caduca cada vez que tú dejas de escribir, que desaparece cuando no hay beneficio, o que solo responde si le mencionas la palabra "parrillada"… te tengo una noticia: eso ya no es amistad, es un recuerdo con conexión intermitente. Y tu cariño merece mejor señal.

Alerta de autoengaño: ¡no te sigas justificando por ellos!

"No me escribió, pero seguro está pasando por algo".
"No me llamó, pero me quiere en silencio".
"No me buscó, pero yo sé que me aprecia".

No, mi amor. Eso no es silencio reflexivo ni cariño espiritual. Eso es desinterés con filtro vintage.

Tu esfuerzo también vale: úsalo con quien lo merece

No hay nada más desgastante que amar, buscar, insistir y preocuparse por quien ni siquiera se esfuerza por responderte un "👍". Si tú haces todo el trabajo emocional, estás en una relación con alguien y contigo mismo. Y eso, a la larga, duele.

Así que hazte el favor: Guarda tu energía, tu cariño, tus ganas y tus memes para quien los aprecie. Y sobre todo, no te pierdas tú por buscar a quien ni se ha dado cuenta que no estás.

Cierre de la Comadre (con voz de abuela sabia):
“El amor no se suplica, la atención no se ruega y el tiempo no se mendiga.
El que quiere estar, está. Y el que no… ¡que se quede donde nunca se movió!”

¿Te cayó el guante? Entonces ya sabes lo que toca: sacudirte el polvo emocional, ajustar tu dignidad como se ajusta un moño en plena boda, y seguir caminando, ¡con todo el swing del que sabe lo que vale!


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