lunes, 21 de julio de 2025

¡LO QUE PIENSEN LOS DEMAS ES SU PROBLEMA! Tú sigue brillando sin pedir permiso

Por Massiel Reyes Leconte 

En este teatro de la vida, donde todos somos actores sin libreto, hay un público que no falla: los opinólogos. Están en cada esquina, en la oficina, en la familia, y claro, en redes sociales donde ejercen su doctorado en “Meterse en lo que no les importa”. Pero, ¡atención!, lo que piensen los demás de ti… es su problema. ¡Y qué alivio es entender eso!

El club de los que siempre saben más que tú

No importa lo que hagas: si ríes mucho, “estás buscando atención”; si no saludas, “¡qué altivo!”; si cambias de estilo, “quiere llamar la atención”; y si no cambias, “está estancado”. Es decir, te critican si corres, si caminas y si decides sentarte también.
Moraleja: No se puede vivir para el aplauso de una audiencia que cambia de humor como de calcetines.

Sé auténtico… sin atropellar

¡Ojo! Ser auténtico no es andar por ahí como un rinoceronte emocional aplastando sentimientos ajenos. Se trata de ser fiel a ti mismo sin dañar a nadie. Es ese arte sutil de caminar al ritmo de tu propia tambora sin empujar al que va al lado.
¿Te gusta el color neón? Úsalo. ¿Te apasiona bailar en la cocina? ¡Dale play! ¿Quieres decir que no, sin justificarte? Adelante.
Ser auténtico es ser valiente… sin ser impertinente.

El que mucho se fija, poco se encuentra

Vivir mirando hacia los costados para ver “qué dirán” es como manejar con los ojos pegados al retrovisor: peligroso, inútil y agotador. Mientras tratas de encajar en el molde del otro, tú mismo te vas desdibujando.
Y al final, por más que te esfuerces, siempre habrá alguien que opine, critique o cuestione… ¡porque ese es su pasatiempo favorito! Tú, en cambio, dedícate al tuyo: ser feliz con quien eres.

Dale vacaciones al “qué dirán”

¿Sabes qué es libertador? Vivir sin cargar con la aprobación ajena como si fuera equipaje de mano.
Haz lo que amas, vístete como quieras, equivócate con estilo y ríete de ti mismo si hace falta.
El mundo ya está lleno de copias; tu autenticidad es tu superpoder.
Eso sí: sin dañar, sin herir, sin pisotear. Que tu autenticidad no sea excusa para la mala educación, ni tu libertad un megáfono para el ego.

En resumen:
Haz lo que te da paz, no lo que da likes.
Camina por la vida ligero de juicios ajenos.
Y cada vez que alguien opine de ti sin conocerte, solo sonríe y di en tu mente:
"Gracias por tu aporte… pero este guion lo escribo yo."


¿Y tú? ¿Vas a seguir viviendo según las críticas… o te atreves a vivir tu versión sin filtros?

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