Escalonamiento de horarios: una medida acertada que debe mirar tambien hacia las escuelas
En medio del creciente caos vehicular que afecta al Gran Santo Domingo, la Circular 008962, emitida por el Ministerio de Administración Pública (MAP) junto al Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT), propone una solución audaz: el escalonamiento de los horarios laborales del sector público.
Esta medida, pensada como respuesta a la congestión crónica en horas pico, representa un paso firme hacia la transformación de la gestión urbana, con el potencial de beneficiar tanto la productividad institucional como la calidad de vida de los ciudadanos.
Una medida bien pensada y valiente
Desde una mirada técnica y ciudadana, aplaudimos la intención de esta medida. Su formulación refleja voluntad institucional para actuar con visión estratégica, entendiendo que los problemas de tránsito no se resuelven solo con operativos, sino con cambios estructurales y sostenidos.
La coincidencia masiva de horarios de entrada y salida laboral es un factor crítico que incide directamente en los niveles de tráfico, en la salud mental de quienes transitan largas horas y en la eficiencia de las instituciones públicas. Por eso, se trata de una decisión valiosa, que merece el apoyo y la participación activa de todos los sectores.
Pero... ¿qué pasa con las escuelas?
Uno de los elementos cruciales que no se aborda explícitamente en la circular es el impacto del sector escolar en la dinámica del tránsito urbano. La congestión vehicular en Santo Domingo no solo responde a los horarios laborales, sino también, y de manera muy significativa, al horario de entrada y salida de los centros educativos. Miles de padres, madres, tutores, autobuses escolares y estudiantes confluyen cada mañana y tarde en las calles de la ciudad, generando una carga vehicular que se suma al tránsito habitual del personal público y privado.
Además, incluso el personal público asignado al turno vespertino se vería forzado a salir en la mañana para llevar a sus hijos a la escuela. Esto neutraliza parcialmente los beneficios del escalonamiento y complejiza la movilidad en horas matutinas.
A esto se suma otro factor: la implementación de la medida coincide con el receso escolar. En verano, Navidad o Semana Santa, el tráfico baja de forma natural. Por lo tanto, durante el período de prueba inicial no será posible medir con precisión el impacto real del escalonamiento, hasta que el sistema escolar vuelva a estar plenamente activo.
En ese sentido, cualquier esfuerzo serio por descongestionar el Gran Santo Domingo debe considerar también una coordinación directa con el Ministerio de Educación (MINERD) y los centros educativos públicos y privados. No se trata de modificar radicalmente los horarios escolares, pero sí de estudiar alternativas viables.
Preguntas claves para una implementación efectiva
Si el objetivo es lograr una descongestión vehicular real y sostenible, es fundamental plantearse algunas interrogantes esenciales que permitan anticipar impactos colaterales y afinar la estrategia:
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¿Cómo se armoniza el nuevo esquema laboral con la dinámica diaria de los hogares con niños en edad escolar?El desfase entre horarios laborales y escolares podría generar tensiones adicionales en las rutinas familiares si no se planifica con un enfoque integral.
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¿Qué mecanismos tendrán las familias para conciliar esta posible desincronización de horarios?La falta de coordinación entre la jornada de trabajo y el horario escolar podría traducirse en mayores cargas logísticas, especialmente para madres trabajadoras, padres solteros y tutores sin apoyo.
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¿Se han identificado y considerado las zonas escolares con mayor densidad vehicular?Estas áreas representan focos críticos donde cualquier intento de descongestión podría verse anulado si no se integran al análisis técnico del plan.
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¿Existe actualmente una mesa de trabajo o canal formal de coordinación entre el MAP, el INTRANT y el Ministerio de Educación (MINERD)?La articulación entre estas instituciones resulta clave para diseñar soluciones coherentes y sostenibles que tomen en cuenta todas las dimensiones del problema.
¿Qué se puede hacer?
Desde un enfoque técnico, estas son algunas recomendaciones que podrían fortalecer la medida:
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Análisis geoespacial conjuntoIdentificar zonas con alta concentración de centros educativos y diseñar ajustes piloto de horarios escolares.
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Coordinación interinstitucionalCrear mesas técnicas conjuntas entre MAP, INTRANT y MINERD para diseñar planes viables y sostenibles.
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Mejora del transporte escolarOptimizar rutas, promover transporte compartido o regular flotillas para reducir viajes privados innecesarios.
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Comunicación con las familiasInformar con anticipación, recoger preocupaciones y facilitar la conciliación entre trabajo y vida familiar.
El escalonamiento de horarios laborales es, sin duda, una medida técnicamente sólida y estratégica. Su implementación representa un avance importante en la forma en que gestionamos nuestras ciudades. Exaltamos esta iniciativa por su valor estructural y su potencial para transformar positivamente la movilidad urbana.
No obstante, su efectividad dependerá de si logra o no integrarse a una visión sistémica, donde se articulen los distintos sectores que generan movimiento masivo, especialmente el educativo. Porque descongestionar el tránsito no es solo cuestión de mover la hora de entrada al trabajo. Es pensar en cómo nos movemos todos, todos los días.
Sin unificación no habrá un cambio real. En cambio, solo podría desencadenar un caos.
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