lunes, 23 de junio de 2025

EL TURNO QUE NADIE QUERIA PERDER… Y POR EL QUE NADIE DEBIA MORIR

OPINIÓN 

Una tragedia en Santo Domingo Norte nos obliga a mirar más allá del incidente y preguntarnos: ¿qué tan frágil se ha vuelto nuestra estabilidad emocional?

Por: Massiel Reyes-Leconte

Una tragedia absurda, pero real

En un país donde la paciencia escasea y los turnos se sienten como una eternidad con calor y estrés incluidos, el caso reciente en Santo Domingo Norte nos dejó sin palabras: dos hombres se quitaron la vida tras una discusión por un turno. Sí, por un turno. No estamos hablando de una tragedia griega, sino de una postal cotidiana que, tristemente, terminó en desastre.

No era el turno, era el cansancio emocional

Más allá del titular impactante, lo que ocurrió es síntoma de algo mucho más profundo. Vivimos en una cultura que no sabe gestionar la espera, que convierte cualquier roce en una amenaza y que ha sustituido la salud emocional por el “aguanta, que eso se te pasa”.

No se trata solo de dos personas alteradas. Se trata de una sociedad cargada de frustraciones, silencios, presiones económicas, estrés crónico y cero espacios para desahogarse sin ser juzgado. Nadie se quita la vida por un turno. Lo hace por una acumulación de todo lo que nadie quiere escuchar.

¿Cuántos más deben desbordarse emocionalmente para que entendamos que el autocontrol no se forma únicamente con discursos morales ni se soluciona con frases hechas disfrazadas de consuelo? 

Necesitamos dejar de pensar que los problemas emocionales se resuelven solo con consejos bien intencionados. El bienestar mental es una necesidad, no un lujo. Y como país, aún no hemos entendido que educar emocionalmente es tan importante como saber sumar o escribir.

Sobrevivimos al apagón, pero no al turno

Dominicanos y dominicanas han resistido apagones históricos, ciclones, panes que ya no alimentan, y al precio de la gasolina que duele más que una ruptura amorosa. Pero nos perdemos en lo básico: tolerancia, respeto, y la capacidad de ceder un turno sin que se nos vaya la vida —literalmente— en ello.

Algunos se limitarán a decir “eso fue una locura”. Y sí, lo fue. Pero también es un reflejo de lo que estamos ignorando: la irritabilidad como norma, la violencia como reflejo, y el silencio como única terapia. El problema no es solo de ellos. Es nuestro también.

Turno para despertar… como sociedad

Esta tragedia no debe ser recordada solo por su rareza, sino por la alarma que representa. Necesitamos campañas de salud mental reales, accesibles, sin estigmas. Necesitamos más educación emocional desde las aulas, atención psicológica en comunidades, y líderes que entiendan que gobernar también es cuidar la salud emocional del pueblo.

Porque una sociedad que no escucha, que no educa en empatía, que no enseña a respirar antes de gritar, es una sociedad que se encamina al colapso.

¿Y si el próximo eres tú?

La próxima vez que te toque esperar un turno, recuerda que la vida del otro también está llena de cargas invisibles. Tal vez tu paciencia sea el único acto de humanidad que esa persona reciba en el día. Tal vez, solo tal vez, ese gesto evite otra historia absurda y trágica como esta.


4 comentarios:

  1. Muy de acuerdo , la salud emocional es la base para el éxito, pero aún no lo entendemos y por esta falta de de autocontrol es que vemos estos lamentables hechos
    Nuestra sociedad pide a gritos el cese de la intolerancia, pero todos hacemos muy poco para lograrlo.
    Es necesario volver a nuestros orígenes pacíficos, de ayudarnos unos con otros. Y tratar a los demás como me gustaría que me traten.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo. A veces olvidamos que el verdadero cambio empieza en lo individual: en cómo gestionamos nuestras emociones, en cómo tratamos a los demás, y en qué tanto nos esforzamos por construir una convivencia más sana. La intolerancia que criticamos afuera muchas veces también vive en nosotros, y si no la reconocemos, poco podremos transformar. Volver a lo esencial —la empatía, la solidaridad, el respeto— no es retroceder, es avanzar hacia una sociedad más humana.

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  2. Maria de los ángeles11 de julio de 2025, 6:37

    Eso es así. la frustración quizás de muchi tiempo, fue detonada en ese momento.

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    1. Totalmente. A veces basta una chispa para encender lo que se ha ido acumulando por dentro durante tanto tiempo.

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