lunes, 16 de junio de 2025

AMBIENTES TÓXICOS, EGOS INFLAMADOS ...

Hay espacios que, en lugar de inspirarte, te asfixian.

Donde no se construye equipo, sino que se reparten trincheras. Ambientes laborales donde las jerarquías pesan más que la empatía y donde parece que cada día hay que sobrevivir… más que trabajar.

Y sí, hablemos claro: hay personas que no buscan colaborar, sino controlar. Gente que necesita que todo pase por su filtro, que cada paso se les consulte, aunque no estén dispuestos a aportar ni una gota de sudor al proceso.

Los que no lavan, ni prestan la batea. Los que se ofenden si no los aplaudes, y se victimizan si no haces las cosas a su manera.

Y mientras tanto, tú, ahí… tratando de mantener la cordura, el testimonio y el Espíritu Santo intactos.

A veces uno termina el día preguntándose:
“¿Cómo llegué a este entorno?”
“¿Qué prueba estoy pasando?”

Y sobre todo:

“¿Cuánto más tengo que soportar?”

La respuesta no siempre es sencilla. Porque hay procesos que Dios permite no para castigarte, sino para pulirte. Y aunque esa frase puede sonar a cliché, no lo es cuando aprendes a leer la lección detrás de cada roce.

Sí, es verdad, el ambiente es tóxico. Sí, hay egos inflados y personalidades difíciles. Pero también es cierto que tú no estás solo. Que Dios no te dejó ahí para quebrarte, sino para mostrarte que, incluso en medio de la tensión, puedes brillar con integridad, con gracia… y con límites sanos.

Y justo cuando estás a punto de desconsagrar el espíritu, recuerdas esa frase que quema pero también consuela:

“Por ellos también murió Cristo.”

No, no se trata de aguantarse todo. Se trata de elegir no parecerte a quienes te hacen daño.
De saber cuándo hablar, cuándo orar… y cuándo cerrar la puerta y seguir en paz.

Porque tu salud mental, emocional y espiritual valen más que cualquier puesto o aparente “poder”. Y porque el verdadero liderazgo no grita, ni controla, ni manipula. El verdadero liderazgo sirve, escucha, y sabe cuándo dejar espacio para que otros crezcan.

“No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.”
— Romanos 12:21



1 comentario:

  1. A veces uno compra palomitas cuando el problema no nos incumbe pero, en mi caso, he aprendido a calmar las aguas y hacer de pacificador. Muy buen artículo.

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