viernes, 5 de septiembre de 2025

SINCERIDAD vs. SINCERICIDIO: ¿Decir la verdad o morirse con ella?


En esta vida, mi querido lector, uno siempre tiene que andar con cuidado con lo que sale de la boca. Porque hay una cosa muy bonita llamada sinceridad, y otra muy peligrosa llamada sincericidio. La primera te hace ver como una persona honesta, clara y hasta confiable. La segunda… bueno, la segunda te puede costar desde una amistad hasta un buen zumbón de tu jefe.

La sinceridad es como el mangú con los tres golpes: nutritiva, sabrosa y necesaria. Uno siente paz cuando dice la verdad sin malicia, sin adornos de más, pero con respeto. Ahora, el sincericidio es como ese café sin azúcar que te dan en una reunión larga: te despierta, pero a la mala.

Nosotros, los dominicanos, somos expertos en ponerle sazón a las palabras. Uno puede decir la cosa más dura, pero entre risas, con una chercha de por medio, y la gente hasta se lo goza. Ejemplo: en vez de soltar un “tú estás gordo”, lo disfrazamos con un “te tan' regalando la libra de arro'. Estás comiendo bueno”. Eso es sinceridad con gracia.

Pero cuando a alguien se le ocurre decir lo mismo en modo sincericidio —“la crema!!, pareces un pastel en hoja mal envuelto en navida'”—, ahí se acabó el coro. Y es que no es lo mismo ser sincero que ser lengüetero.

En la oficina es donde más se prueba este dilema. Tú quieres ser honesto, pero no quieres perder el empleo. Ejemplo: tu jefe te presenta un proyecto horrible, de esos que ni el PowerPoint quiere abrir, ni el ChatGPT reconoce. La sinceridad te dice: “jefe, creo que podemos pulirlo más”. El sincericidio, en cambio, te hace soltar: “con ese disparate no llegamos ni a la esquina”. Resultado: la nómina no te vuelve a ver.

Ahí es donde el sincericidio hace más estragos. Porque una cosa es ser claro con la pareja y decirle: “amor, creo que deberíamos mejorar la comunicación”. Y otra muy distinta es salir con un: “yo hablo más con mi cargador que contigo”. ¿Ves la diferencia? Una construye, la otra destruye y, de paso, te deja durmiendo en el mueble.

La sinceridad es medicina; el sincericidio es veneno. Todo está en la dosis y en la forma. Porque la verdad no mata, lo que mata es cómo uno la dispara. Así que antes de soltar un comentario, pregúntese: ¿voy a ser sincero o me voy a suicidar socialmente con esta lengua suelta?

Porque el que dice la verdad con respeto siempre abre puertas, y el que habla sin filtro… termina cerrándolas todas de golpe.


2 comentarios:

  1. El sincericidio es la definición de los que buscan humillar y lastimar con la excusa de que son gente clara y directa.
    Excelente artículo.

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    1. Así es, muchas veces el sincericidio no es más que una excusa para disfrazar la falta de empatía. Ser claro y directo no debería estar reñido con el respeto y la consideración. ¡Gracias por tus palabras y por valorar el artículo!

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