martes, 9 de septiembre de 2025

CUANDO EL PESIMISMO ANDA SUELTO Y SIN GPS

Porque si el vaso está medio lleno o medio vacío, depende de quién lo mire… y de si hay hielo.

Por: Massiel Reyes-Lecont  

En este país hay gente que nació con un talento natural: complicar lo sencillo. Son expertos en encontrarle el lado oscuro al sol y en ver el vaso medio vacío, aunque el vaso esté rebosao. Tú les das una solución y de inmediato se convierten en ingenieros de problemas.

Por ejemplo:
—“Mira, me salió una entrevista de trabajo.”
—“Ajá, y seguro ya tienen a alguien ahí, eso es de embuste.”

—“Creo que esta relación va bien.”
—“Sí… hasta que se acabe, tú verás.”

—“Me compré un carro nuevo.”
—“Felicidades… ahora prepárate pa’ los tapones y la gasolina cara.”

O aquel clásico:
—“Vamos a ahorrar entre todos y hacemos el viaje soñado.”
—“¿Y si se atrasa el vuelo? ¿Y si llueve? ¿Y si el avión se cae?”

¡Señores! Es que hay gente que le tiene alergia a la alegría. No disfrutan la brisa porque dicen que puede venir una tormenta. No comen helado porque les puede dar gripe. No sonríen en la foto porque después “la vida da mucha vuelta”.

Y uno se pregunta: ¿qué clase de ejercicio mental hacen pa’ convertir un chance de felicidad en una tragedia griega?

Lo cierto es que el pesimismo, aunque parezca un chiste, es contagioso. Se pega rápido y, si no nos cuidamos, nos amargan el café de la mañana. Pero también existe la contraparte: la gente que ve en cada lío una oportunidad. Esos son los que se mojan bajo la lluvia bailando, los que convierten un apagón en noche de dominó y los que, aunque el banco esté en número rojos, te dicen: “tranquilo, que con fe y arroz blanco siempre se resuelve”.

La vida, al final, es como un sancocho. Siempre va a tener hueso y cosas duras, pero también tiene su carne y su sazón. Depende de cada quien decidir si se queda atragantao con la yautía o si disfruta el caldito sabroso.

Así que, querido lector, la próxima vez que se le presente un problema, pregúntese bien: ¿va a ser de los que buscan la solución o de los que inventan mil excusas pa’ que nada funcione? Porque entre el pesimismo y el optimismo hay una línea más delgadita que hoja de yuca… y muchas veces solo hace falta un chin de sazón pa’ cruzarla y disfrutar del sabor de la vida.

2 comentarios:

  1. No se puede ser tan cuadrado. No implica desorden pero sí vivir. Caray. Muy bueno

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, lo entiendo perfectamente. Y tienes razón, vivir también implica soltarse un poco. Solo creo que el equilibrio es clave: vivir, sí… pero sin perder el rumbo. Gracias por tu punto de vista, ¡muy válido!

    ResponderEliminar

ENEMIGOS GRATIS: ¡SOLO BRILLA!

En esta tierra donde hasta el dominó se juega con pasión y la vida se comenta en la fila del colmado, hay un fenómeno curioso: los enemigos ...