En un país donde opinar sin saber es prácticamente un arte nacional, no podía faltar un organismo que agrupara a los mejores en esta disciplina. Así nace LINAOPI-PRO: la Liga Nacional de Opinadores Profesionales, el único club donde la falta de información no es obstáculo, sino ventaja competitiva.
Si hablar sin tener datos fuera un deporte olímpico, LINAOPI-PRO ya tendría medallas doradas para repartir. Aquí no importa si viste la película completa o si conoces a la persona; basta con un rumor a medias, una foto borrosa o un comentario sacado de contexto para poner a funcionar el motor del juicio exprés.
La cancha donde juegan es amplia: desde la oficina donde la impresora no funciona pero las habladurías vuelan, hasta la congregación donde el sermón termina y comienza la ronda de “análisis” sobre quién miró a quién, quién llegó tarde, quién se cambió de carro con sospechas dignas de novela y quién repitió el mismo vestido. (Y Lucif contentico). No faltan tampoco los grupos de WhatsApp, esos canales oficiales de distribución masiva de opiniones sin filtro, donde una simple imagen puede convertirse en miniserie con banda sonora incluida.
La regla de oro en LINAOPI-PRO es sencilla: no importa si la información está incompleta; lo esencial es rellenar los espacios en blanco con la imaginación más creativa posible. Llegar tarde es “porque algo raro hay”. Cambiar de carro significa “negocio oscuro”. No publicar en redes sociales ni un día es “señal de crisis”. Para los miembros de esta liga, los hechos son como los vegetales en un buffet: están ahí, pero prefieren no tocarlos.
Hablar sin saber es como servir café sin colar: amargo y con grumos. No se necesitan pruebas para opinar; basta una mirada, un gesto o un silencio para construir una teoría completa. El chisme en LINAOPI-PRO es como un sancocho bien condimentado: mientras más ingredientes inventados, más sabroso. Estos opinadores profesionales no conocen horarios ni fronteras; su campo de acción abarca oficinas, iglesias, barrios y grupos familiares, siempre listos para producir análisis más rápidos que una sopa instantánea china.
Lo que comienza como “solo un comentario” puede ser la chispa que desata un efecto dominó capaz de derribar amistades, torcer reputaciones y poner a pelear hasta al más pacífico. La lengua suelta es como abanico en temporada de polvo del Sahara: reparte para todos lados y no hay quien se escape.
Hablar sin saber puede causar risa… hasta que el tema de conversación somos nosotros. Y ahí es cuando la cosa se pone fea. Porque cuando descubres que eres la novela barata que se vendió como bestseller, ya es tarde para aclarar; el público está enloquecido y tú, sin querer, ya te habrás convertido en el meme que nadie quiere compartir.
En medio de este festival de opiniones infundadas, vale recordar la enseñanza de Santiago 1:19: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”. Cuánto bien nos haría detenernos un momento antes de soltar la lengua, medir nuestras palabras y buscar la verdad en lugar de propagar rumores. Porque, al final, no solo herimos reputaciones ajenas, sino que también dañamos nuestra propia integridad y paz interior.
La invitación está abierta a cambiar el juego, a ser portadores de gracia y verdad en un mundo que parece adicto al chisme barato. Porque si existe LINAOPI-PRO, la Liga Nacional de Opinadores Profesionales, también hay LIPRECO la Liga Internacional de Personas Reflexivas y Críticas Objetivas.
En LIPRECO no se corre a opinar sin datos ni a armar novela con medio rumor; aquí la cosa es escuchar más, pensar mejor y soltar palabras que realmente sumen. Menos sancocho de chismes y más café con sentido común. ¿Te animas a ser parte de la liga que sí cambia la conversación?
La biblia dice qué no debemos de juzgar a nadie . Cuidado con lo que opinamos. Gracias por escribir del tema.
ResponderEliminarAsi es. La Biblia nos recuerda la importancia de no juzgar y de ser cuidadosos con nuestras palabras. Por eso me pareció importante hablar de cómo a veces opinamos sin pensar y el impacto que eso tiene. Gracias a ti por leer y compartir tu reflexión, siempre es bueno recordarlo.
Eliminar