Cuando los bots calculan calorías y repeticiones, el corazón humano es insustituible.
Por: Massiel Reyes-Lecont
¡Ay, mi madre!
El coach digital te ve… y te entiende
La IA ya sabe si estás triste, si no comiste brócoli o si estuviste stalkeando a tu ex. Con solo unas líneas, te lanza frases motivacionales, meditaciones guiadas y hasta playlists para superar rupturas (y sí, son mejores que las tuyas). ¡Y todo sin despeinarse!
¿Y el entrenador personal? Bueno… ahora la IA te manda una rutina por WhatsApp, te cuenta las repeticiones, te corrige la postura con visión artificial y, de paso, te da tips de respiración. Lo único que no hace es recoger tus mancuernas, pero no te sorprendas si en un año también lo logra.
¿Y los profesionales humanos?
Tranquilos, no todo está perdido. Porque por más brillante que sea la IA, aún no sabe lo que es el sazón de una abuela, el regaño con cariño de un terapeuta dominicano o el sarcasmo sutil de un periodista dominicano frustrado porque su columna ahora la escribe un bot.
Además, aunque la IA te puede decir “tus emociones importan”, no puede darte ese abrazo que a veces necesitamos más que una solución. No te puede mirar a los ojos. Ni compartir un cafecito con Intercambio no verificado de información social (chisme).
¿Entonces… qué hacemos?
Primero, respira. Segundo, reinventarse no es rendirse. La IA vino a ayudarnos, no a borrarnos. Los profesionales del futuro no serán reemplazados por máquinas, sino por personas que sepan usar las máquinas mejor que nadie.
Conclusión: Ni te frikes, ni te duermas
No hay que temerle a la inteligencia artificial, que no es más que ese asistente invisible que te hace la vida un poquito más fácil (y sin pedir café). sino aprender a convivir con ella. Porque mientras la tecnología avanza, lo que nos hace humanos —la creatividad, la empatía, el calor de una palabra amiga— seguirá siendo insustituible.
En este nuevo escenario, la clave no está en competir con las máquinas, sino en ser mejores que ellas siendo auténticos, humanos y siempre un paso adelante.
Soy de los que suelen decir,: nos jodimos', cuando se habla de IA. Pero si algo he comprobado es que ciertamente no es mejor que yo, mi punto de enfoque en una nota nunca ha coincidido y los resultados que se obtienen de ella, es por una guía astuta. Es como un esclavo que hace la tarea difícil y pesada, esa que no requiere pensar.
ResponderEliminarTe entiendo más de lo que imaginas. Yo también he soltado ese famoso 'nos jodimos' al ver hasta dónde ha llegado la inteligencia artificial. Pero luego me siento, la uso… y me doy cuenta de que no hay magia sin mago. Ella ejecuta, yo pienso. Ella sugiere, yo elijo. Ella trabaja, yo creo. Es como tener una calculadora: útil, rápida, eficiente… pero sin mí no resuelve nada. La IA no tiene intuición, no tiene calle, no tiene heridas ni corazonadas. Puede ayudarte a construir, pero jamás sabrá por qué lo estás construyendo. Así que sí, que trabaje. Pero que no se le olvide quién manda.
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