viernes, 11 de abril de 2025

📍¿DÓNDE ESTABA DIOS?

📍¿Dónde estaba Dios?

(Ese es el susurro que muchos corazones repiten…)

Tras lo ocurrido el 8 de abril, y frente a tantas tragedias que nos golpean sin previo aviso, una pregunta se vuelve común, pero no menos dolorosa: ¿Dónde estaba Dios? ¿Dónde estaba Él cuando tantas vidas se apagaron de repente? ¿Por qué permite tanto sufrimiento? ¿Por qué no evitó lo que pasó?

Y aunque son preguntas difíciles de procesar en medio del dolor, hay una verdad que no cambiaDios siempre ha estado en el mismo lugar. No ha huido.
No ha dado la espalda. No se ha escondido.

Aunque el corazón no lo entienda, aunque el alma esté llena de preguntas, aunque duela el silencio de las respuestas que no llegan…

!Dios sigue ahí!. !Dios sigue siendo Dios!.

Él no es ajeno a tu dolor. No te mira de lejos. Llora con los que lloran. Sufre con los que sufren. Y aunque no siempre entendamos su propósito, su plan original nunca fue que alguien pereciera.

Hoy no vengo con respuestas fáciles. Solo vengo a recordarte una verdad que puede sostenerte cuando todo lo demás falla: Él está contigo. Y si te detienes un momento a sentir tu corazón, quizás puedas escuchar su voz susurrarte en medio del dolor:
"Hijo mío… Hija mía… estoy contigo."

Que su misericordia te abrace hoy, que te cubra en los momentos de incertidumbre
y que encuentres paz, aunque aún no haya explicación.

“Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
— Salmos 23:4

jueves, 10 de abril de 2025

CUANDO LA NOCHE NO TERMINA...

Llevo noches sin dormir...

Noches en las que el silencio pesa más que el ruido.
Noches en las que me acuesto tarde y me levanto temprano, porque mi mente no me deja descansar.

Desde la tragedia ocurrida, siento que algo dentro de mí se rompió. Como si una grieta invisible se hubiese abierto en el alma colectiva del país… y en la mía también.

He sentido ansiedad, angustia y un nudo en la garganta que no se va.

He tratado de mantenerme informada, pero las redes sociales a veces me hunden más. Y si me desconecto, también me inunda la ansiedad de no saber.

Estoy en un punto en que todo me sobrepasa. Y si eso me pasa a mí —que no perdí a nadie cercano—, no puedo imaginar la magnitud del dolor de quienes sí lo hicieron.

Pienso en los que estuvieron ahí esa noche, una noche como cualquier otra. Un lunes de música, de amigos, de baile… Un lunes de “necesitaba desconectarme un poco”. Nadie sabía que sería su última noche. Y esa idea me aturde. Me paraliza. Me rompe.

¿Cómo haces para explicarle a un niño que su papá no volverá?
¿Cómo consuelas a una madre que se quedó sin su hija de repente?
¿Cómo sanas el alma de alguien que estuvo allí, vio lo que pasó y sobrevivió?

Esta tragedia ha removido los tuétanos hasta del más insensible.
Ha obligado a muchos a reestructurar su vida entera.
A repensar lo urgente, lo importante, lo valioso.

Y en medio de este torbellino emocional, solo me queda hacer una pausa…
Para abrazar en el espíritu a todos los que hoy lloran. Para reconocer su dolor, aunque no lo entienda en su totalidad. Para decirles que no están solos.

A ti, que perdiste a alguien.
A ti, que aún no encuentras palabras.
A ti, que estás sobreviviendo un día a la vez…
te abrazo desde aquí con todo mi corazón. Y te dejo estas palabras, que no pretenden borrar el dolor, pero sí acariciar el alma:

Está bien si no puedes más.
Está bien si lloras.
Está bien si no entiendes nada.
Está bien si te sientes en pausa, si no puedes trabajar, si no quieres hablar.
Todo eso está bien.
Pero también recuerda:
Tú sigues aquí.
Y tu vida sigue siendo valiosa.
Aunque cueste. Aunque duela. Aunque no sepas cómo avanzar.

Que Dios, en su infinita misericordia, abrace cada corazón roto.
Que te dé el consuelo que ningún ser humano puede dar.
Y que, poco a poco, encuentres descanso… aunque sea en pequeñas dosis.

“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.”
— Salmos 34:18


miércoles, 9 de abril de 2025

Y SI NO HAY DESPUES...

La vida es frágil. Tan frágil que se nos puede escapar en un suspiro.

Lo vivido en República Dominicana recientemente, con la tragedia en Jet Set, nos ha estremecido a todos. No importa si conocíamos a alguien o no… hay algo en el dolor colectivo que nos despierta, nos sacude, nos recuerda lo que muchas veces olvidamos en la rutina del día a día. En medio de la música, las luces y las risas, la vida se detuvo. Nadie lo esperaba. Nadie lo vio venir. Y de pronto, el bullicio se convirtió en silencio.
Un silencio que duele. Que pesa. Que deja huecos.

Hacemos planes. Vamos de prisa. La música suena, reímos, bailamos, compartimos. Nos llenamos de euforia, de urgencias, de compromisos. Y sin querer, vamos dejando lo más importante “para después”. Y es ahí donde el alma se sacude.

¿Cuánto hace que no das un abrazo de esos que se sienten en el alma? ¿Cuánto hace que no llamas a ese que llamas amigo solo para saber cómo está, sin que haya un motivo de por medio? ¿Cuánto tiempo llevas trabajando duro por tus hijos, pero sin detenerte a mirarlos a los ojos, a jugar con ellos, a darles tu tiempo? ¿Cuándo fue la última vez que dijiste “te amo” sin reservas, sin excusas, sin posponerlo?

Después de esta tragedia quedan promesas incumplidas, sueños que no verán la luz, palabras que se quedaron atrapadas en la garganta de quienes pensaron que habría más tiempo.

Pero... ¿y si no lo hay? ¿Y si lo único que realmente tenemos es este momento?

No escribo esto para generar miedo, sino para provocar conciencia. Para invitarte a detenerte por un instante y mirar a tu alrededor. Mira a tu madre, a tu pareja, a tus hijos, a tus amigos, a ti mismo. Mira el regalo que es la vida, incluso con sus altibajos, incluso con sus días grises.

La vida es frágil. Se rompe en un segundo. Y no lo digo desde el drama, lo digo desde el amor. Desde ese nudo en la garganta que todos sentimos cuando algo así ocurre. 

Haz esa llamada.
Envía ese mensaje.
Da ese abrazo.
Haz las paces.
Di lo que tienes guardado.
Vive con intención.

No esperes que una tragedia nos recuerde lo que el alma ya sabe: Que lo más valioso que tenemos no son las cosas… Son las personas.


🎓 ENTRE TOGAS, LÁGRIMAS Y SUEÑOS CUMPLIDOS

La emotiva ceremonia de bachillerato de PREPARA en el Centro Educativo La UREÑA recordó que la educación transforma, no importa la edad ni l...